POR José Luis Durán King
La murderabilia es un término compuesto por las palabras murder (asesinato) y memorabilia (cosas memorables), acuñado por Andy Kahan
Las subastas que organiza el gobierno de Estados Unidos de objetos personales o artículos en general que pertenecieron a asesinos seriales han sido responsables, al menos en forma indirecta, de un mercado emergente que cotiza miles de dólares al año.
Hablamos de la murderabilia, un término compuesto por las palabras murder (asesinato) y memorabilia (cosas memorables), acuñado por Andy Kahan, quien fuera director de la Oficina de Víctimas de Crímenes del Departamento de Policía de Houston.
En este contexto, Charles Manson fue una mina de oro para los comerciantes de lo oscuro, pues un mechón de su pelo se vendió en 2 mil 500 dólares, mientras que una de sus radiografías alcanzó la cifra de 8 mil dólares.
John Wayne Gacy Jr. era una especie de hombre lobo: de día trabajaba de forma incansable en su compañía constructora de Chicago, además de que, ocasionalmente, daba funciones benéficas para orfelinatos, para lo cual se disfrazaba de Pogo el Payaso. Todo parecía normal en él, hasta que la policía descubrió que sus noches las dedicaba a matar jóvenes y adolescentes.
En los 14 años que estuvo en prisión, Gacy fue un prolífico pintor al óleo. ¿Su temática? Payasos, decenas de ellos. Sólo algunas veces hizo a un lado a los bufones para pintar, en una ocasión, a Blancanieves; y en otra, al asesino en serie Jeffrey Dahmer, El Caníbal de Milwaukee. Sus pinturas aún circulan entre particulares y galerías de arte.
(FOTO: Tomada de archivos policiales)