POR José Luis Durán King
En las décadas de 1920 y 1930, el magazine The American Mercury fue casa editorial de los escritores más importantes de Estados Unidos, entre otros, Sherwood Anderson, William Faulkner, F. Scott Fitzgerald, Sinclair Lewis y Eugene O’Neill
“La democracia es el arte de manejar el circo desde la jaula de los simios”. La sentencia anterior fue escrita por El Sabio de Baltimore, como apodaban a Henry Louis Mencken (septiembre 12, 1880-enero 29, 1956, Baltimore, Maryland, EU), quien fue periodista, editor, fiero crítico social, además de que es considerado uno de los escritores connotados de Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX.
A Mencken no le hubiera costado trabajo alguno vivir a costa de un padre millonario, dueño de una tabacalera, pero prefirió dedicarse al periodismo, primero como reportero, después como crítico literario y más adelante como dueño –junto con el crítico de teatro George Jean Nathan— de la revista The American Mercury, publicada de 1924 a 1981 y que en poco tiempo fue de circulación nacional.
En las décadas de 1920 y 1930, el magazine fue casa editorial de los escritores más importantes de Estados Unidos, entre otros, Sherwood Anderson, William Faulkner, F. Scott Fitzgerald, Sinclair Lewis y Eugene O’Neill.
Henry Louis Mencken se retiró como editor de The American Mercury a fines de 1933. Los editores sucesores mantuvieron el tono libertario del que siempre gozó la revista, hasta que en los años cincuenta, debido a problemas financieros, la publicación fue vendida a John A. Clements, un antiguo reportero de New York Journal y del Daily Mirror, el cual en poco tiempo perfiló la revista a los terrenos del antisemitismo, donde permaneció por más de treinta años.
La circulación de la revista bajó paulatinamente, hasta llegar a una cifra risible –siete mil lectores— para una publicación que conoció mejores tiempos, pero aun así mantuvo sus baterías apuntadas a los judíos y a los afroamericanos.
En lo que a Mencken respecta, este se movió en los círculos literarios de su país, su trascendencia se debe a que fue un férreo defensor de la libertad de conciencia y de los derechos civiles, así como un gran opositor del fundamentalismo cristiano presente en gruesos núcleos de la sociedad estadounidense.
En respuesta, Arkansas, uno de los estados puntales del llamado “Cinturón Bíblico de Estados Unidos”, aprobó la propuesta para que la gente de esa entidad rezara por el alma de Mencken. Los rezos de los creyentes de Arkansas al parecer surtieron efecto y, en 1948, una trombosis condenó a Mencken a un infierno en vida, cuando el daño cerebral lo dejó consciente, pero sin posibilidad alguna de leer o escribir.
Cabe resaltar que el vestíbulo del periódico Baltimore Sun conserva una cita de Mencken, la cual condensa lo que muchos periodistas sufren al dejar el diarismo: “…cuando miro hacia atrás durante una vida malgastada, estoy cada vez más convencido de que lo pasaba mejor transmitiendo noticias que en cualquier otra empresa. Es realmente la vida de los reyes”.
(FOTO: Henry Louis Mencken/ tomada de la cuenta de Nancy Elifritz Heale/ Pinterest)