POR José Luis Durán King
Leopold von Sacher-Masoch, padre del masoquismo, publicaba anuncios en los periódicos alemanes de la época, buscando a “hombres jóvenes energéticos” para que le dieran satisfacción a su esposa
“¿Por qué un hombre querría ver a su esposa con otro?”. Así se titula el artículo escrito por David J. Ley, publicado el 27 de marzo de 2020 en la revista Psychology Today. La opinión de este especialista es interesante por la congruencia de sus acepciones. Por ejemplo, señala: “A pesar de que la práctica de compartir esposa se enfoca en la sexualidad de la esposa, en mi experiencia, eso casi siempre sucede por solicitud del esposo. Sencillamente, las esposas no tienden a pedirle permiso a sus esposos para tener sexo con otros hombres”. [El entrecomillado y la risita nerviosa son míos].
Líneas más debajo de dicha aseveración, el señor David J. Ley proporciona su “lista de motivaciones, con base en mi investigación, por las que los hombres estarían interesados en ver a sus esposas con otros hombres”:
*Voyerismo es la primera de ellas. Inserta esta filia en la actual cultura “pornificada”, en la que una porción significativa de los hombres “la usan como parte de su repertorio sexual”. “Si están acostumbrados a tales procesos voyerísticos en su sexualidad, podría ser legítimo sugerir que lo incorporarían en su sexualidad marital”.
*Competencia de esperma. Investigadores de la conducta y de la sexualidad han sugerido que “después de ver a su esposa con otro hombre, el esposo siente un impulso biológico de tener un sexo más vigoroso y prolongado, y tiene un periodo de recuperación más breve entre erecciones, eyacula más fuerte y su eyaculación contiene más esperma”.
*La emoción de lo prohibido. “Hay pocas cosas en nuestra sociedad tan estigmatizadas como un esposo con una esposa infiel”, explica David J. Ley, quien añade: “Algunos de los hombres a los que entrevisté describieron explícitamente que el tabú era lo que les causaba emoción, de la excitación de lo prohibido y lo pícaro”.
*Empoderamiento femenino. Este punto es bastante interesante, pues de acuerdo con el autor del artículo: “Muchos de los hombres expresaron que, a través de la sexualidad abierta de sus esposas, la pareja estaba rechazando activa y conscientemente las presiones sociales para suprimir la sexualidad femenina, ejercer la monogamia y el poder patriarcal”.
*Bisexualidad. Este es uno de los puntos que levanta más ámpula en los hombres que sienten atracción por la idea de ver a su esposa con otro. Al respecto, David J. Ley, añade: “Para más de la mitad de los hombres que entrevisté, la bisexualidad masculina tuvo un papel en los deseos del esposo de ver a su esposa con otro hombre. Esto se desarrolló en distintas dinámicas. A veces, traerle a su esposa un hombre a la cama fue un pretexto para que el esposo también interactuara sexualmente con él. A veces, los esposos estaban muy preocupados por ser percibidos como heterosexuales, pero pasaban una gran cantidad de tiempo buscando a hombres bien dotados para sus esposas”.
*Masoquismo. Leopold von Sacher-Masoch, padre del masoquismo, publicaba anuncios en los periódicos alemanes de la época, buscando a “hombres jóvenes energéticos” para que le dieran satisfacción a su esposa. “El interés de Leopold en la experiencia era específicamente el aspecto de la humillación: que le pusieran el cuerno, lo trataran como débil, inferior y no un hombre real. Como aquellos que buscan el tabú, estos cornudos con frecuencia buscan un fuerte sabor de sadomasoquismo, en el que los esposos son dominados, hechos menos y degradados”.
*El beneficio de la realeza. “Muchos de los esposos que entrevisté” –abunda J. Ley— “obtuvieron excitación, un sentido de ser ‘el rey’ por tener una esposa sexy que otros hombres deseaban, pero que al final del día se iba a casa con ellos, el esposo. Hacía que los hombres se sintieran poderosos y exitosos por tener una esposa tan sexy”.
*Misoginia. Por supuesto, no todo es miel sobre hojuelas y “tristemente, vi a algunas parejas en las que el esposo alentando a su esposa a tener sexo con otros hombres era una manera de degradarla. Algunos de estos hombres hablaban de tratar a su esposa como una prostituta…”, apunta el autor.
Pueden leer el artículo completo en la revista Psychology Today. Los datos los en el primer párrafo.
(IMAGEN: Escena de taberna con dos hombres y una mujer, de Velázquez)